XIV Ruta Tizona. 24 octubre 2020

Tuvimos suerte; todavía no estaba en vigor la nueva Alarma Covid. No obstante, durante el recorrido se mantuvieron las condiciones que impone la situación: mascarillas, distancia, y demás limitaciones. La Sierra nos mostró su mejor perfil. Después de las lluvias pudimos respirar aire limpio, sin polvo; y pudimos disfrutar de la vegetación, que ha comenzado su breve recuperación otoñal. En dos semanas, la Sierra estará aún más bella, por si alguien quisiera darse un salto para allá…La finca pública Navalvillar -isla pública en medio de un océano privado- volvió a abrirnos sus puertas. Bueno, en realidad la apertura la hicieron los cuatro concejales del Ayuntamiento de Constantina que tuvieron el detalle de recibirnos y acompañarnos por su interior. Todo de lujo; parte del alcornoque había sido descorchado en verano, mezclando el rojizo de sus troncos desnudos con el verdor del monte noble y la hierba incipiente. Incluso una cierva joven salió a recibirnos en medio del camino. Gracias Sonia, Pablo, Silvia, Antonio. Gracias por comprender que manejáis una joya que merece ser disfrutada por la gente de buena voluntad, entre la que estamos. Lo único que necesitamos es hablar; hablar con todo aquel que valora Navalvillar: cazadores, micólogos, ganaderos, ambientalistas…Por su parte, la finca privada La Armada (Familia Mena) continúa abierta y operativa para recorrerla y subir al castillo. Después del esfuerzo, esa montañita nos permite otear hasta la línea del horizonte y más allá. Y también nos descubre los secretos que esconden aquellos muros derruidos. Y es que desde el S XI han pasado muchas cosas…