RUTA CORIPE, ABRIL 2024.
23 km, 650 m desnivel, Vía verde, Huerta la Luz, Toleta, Cerro del Cincho, río Guadalete. Monte mediterráneo sobre caliza; olivares, cereales y pastos.
Bajo la lluvia matutina, nos adentramos en la Vía Verde de la Sierra, acompañados por el espíritu acogedor de los senderistas locales de Coripe: Beli, los Juanes, Miguel, José María y la inefable Flor. Ellos encarnaban el alma y la hospitalidad de esa localidad, aliñada con su pasión por el entorno que habitan.
Con cada paso, descubrimos el verdadero significado de este hermanamiento. Efectivamente, Flor, con su sonrisa y su carisma, ha sabido unir los lazos entre Elbruz y la comunidad local, demostrando que no hay mejor forma de conocer los territorios que conociendo a su gente.
Entre risas y charla, nuestra jornada se convirtió en un canto a la amistad y al encuentro, recordándonos que los lazos que nos unen son más fuertes que cualquier distancia. En Coripe, encontramos mucho más que paisajes pintorescos y sendas; encontramos el verdadero tesoro de la vida: la conexión con el otro, el hermanamiento que trasciende fronteras y nos recuerda que, en el fondo, todos somos parte de una misma familia, una misma comunidad que comparte la belleza y la magia de estas sierras que tanto nos gustas explorar.
En el enclave de Toleta, donde la ruina de extraños proyectos turísticos se mezcla con el verdor del ecosistema, el Frente Coripe nos guardaba una sorpresa digna de reyes: un macro picnic elaborado con el mayor cariño, donde cada bocado era un regalo para el alma. Literalmente, habían tirado la casa por la ventana, desplegando una mesa repleta de manjares que exhalaban el aroma de la generosidad y la hospitalidad coripeña. La temperatura agradable y la amigable conversación hicieron el resto, transformando aquel encuentro en un festín de emociones y complicidad.
Fue entonces cuando Virginia tuvo el detalle de alzar su voz en memoria de Magda, nuestra amiga recientemente fallecida. Sus palabras, cargadas de emoción, resonaron en el aire como un eco eterno, recordándonos la fragilidad de la vida y la importancia de valorar cada instante compartido con aquellos que queremos. Brindamos por Magda y por todos aquellos que habían dejado una huella imborrable en nuestros corazones. En aquel rincón de Toleta, entre amigos y seres queridos, encontramos consuelo en la memoria y fortaleza en la unión, demostrando una vez más que la amistad trasciende la distancia y la pérdida, dejando una estela de luz que ilumina nuestras rutas.
Y así, con el hermanamiento Frente Coripe – Elbruz, se va afianzando un futuro radiante en el que la Sierra Norte se une con la Sierra Sur en una sinfonía de cooperación. Este vínculo abre las puertas a un sinfín de posibilidades, donde la unión de fuerzas y voluntades nos llevará hacia horizontes de prosperidad y crecimiento compartido.
